Una exposición organizada por “Doñana en Sevilla” sobre Isla de Tercia como parte del Anillo Verde y Azul de Sevilla.
Isla de Tercia es un espacio muy particular: pertenece a Santiponce y era una zona lacustre que nunca fue isla: antes el río la bordeaba por el norte; después, en el 86 se tapona en el Alamillo y se realizan la corta de la Cartuja por el oeste, y el canal del Tamarguillo y la vía del tren de cercanías, por el sur. Es decir, un espacio que era continuidad de San Jerónimo, queda, hoy en día, completamente aislado. Sin embargo un grupo de personas se afana en convertirlo en un espacio verde, vivo y alimenticio. Tanto las replantaciones de “bosque comestible” como las de Reforestación por Tercia o los huertos urbanos, dan un carácter singular a estos espacios que miran de frente al monte de Santa Brígida y su entorno, con su pasado milenario.
Tras las visitas y exposiciones de “Doñana en Sevilla” a la Dehesa de Tablada primero, como espacio principal del futuro Anillo Verde y Azul de la ciudad, y a Cortijo del Cuarto, Laguna del Sapo y Torreblanca, después, tocaba ahora el turno a este singular paisaje. Un paisaje que puede ser comestible y alimentar la salud y el ánimo de la ciudadanía, si, como paisaje, no nos lo hemos comido antes.
Centro Cívico Monasterio de San Jerónimo
Mirar a Sierra Morena
110 x 80 x 4 cms
Acrílico, esmalte sintético, escayola, madera.
El norte de la capital hispalense y su área metropolitana tienen la oportunidad de poder observar a diario las denominadas primeras estribaciones de Sierra Morena. En los espacios denominados ecotonos, franjas de territorios de indefinición de ecosistema, es donde se contextualiza el lugar donde nos encontramos trabajando. Dicha exposición colectiva de título Paisaje comestible, centra el discurso en el sitio denominado Isla de Tercia que forma parte del diseño de la red del futuro Anillo verde de Sevilla. Dicho anillo, como anteriormente se puntualizaba, en muchas ocasiones se encuentra ubicado en espacios de intersección de dos ecosistemas.
La memoria de los lugares, los espacios, las ubicaciones, un pasado que en ocasiones no es agradable ni para el ecosistema ni para las personas que habitamos en este. Es el caso de Isla de Tercia, una zona inundable colmatada por un relleno de escombros. Este tipo de acción, se realizó en numerosas ocasiones hace ya más de tres décadas con la Exposición Universal del año 1992 en Sevilla.
La obra, de título Mirar a Sierra Morena, hace crítica de la gestión de los espacios no urbanos próximos a la ciudad, donde por lo general se destinan a la marginalidad y el abandono. Un palet recogido en la calle es el lienzo que en esta ocasión uso para la pintura que presento. De este tipo de elementos se pueden encontrar a menudo en estos espacios escombros y residuos diversos justo en las salidas de las vías principales de la capital sevillana.
En mis idas y vueltas del campo a la ciudad, y en esos recorridos semanales por la circunvalación de Sevilla capital en dirección a mi residencia en la Sierra Morena de Sevilla, es cuando disfruto de este paisaje desde el vehículo.
Recolectora, Cosecha.
Fotografía sobre papel de algodón
RAG 20x 20 cm
Obra exenta: 9 mochilitas de algodón teñido con índigo y cochinilla y encerado; plantas naturales.
Recolectora y Cosecha hablan de lo que nos ofrece la naturaleza, no como aprovechamiento sino como ejemplo de coevolución : un proceso complejo y continuo en el que plantas y humanos se han moldeado mutuamente. Una relación que existe desde los comienzos del ser humano de nómadas recolectores, la etapa con la existencia más larga de la humanidad y aún existente; y que ha implicado e implica en el presente, como en el caso de Isla de Tercia, un acercamiento al mundo natural sensitivo y sensible, contemplativo y exploratorio, con conocimiento y respeto. Estas obras son mi homenaje a esta singular y esperanzadora Isla de Tercia.
Cardo comestible
Acuarela
30 x 45 cm
Las tierras de toda esa zona pertenecen a la familia de Pablo Benjumea, que era dueño del cortijo de Tercia. El meandro que forma el río, aparece denominado como playas de tercia en algunos mapas del s xx. La isla hace tiempo que ya no es isla después de todas las reconducciones del Guadalquivir y el Tamarguillo que se hicieron en la zona para evitar inundaciones. Pero se sigue llamando así. En la Isla había cabañas de campesinos que cuidaban las tierras que luego pasaron a la ISA para hacer aviones para los alemanes en los años40. En la postguerra el hambre y la falta de trabajo hizo que se volviera a recuperar la recogida de plantas comestibles en la zona Los cardos borriquero fueron uno de las plantas comestibles que conocían muy bien la gente del campo y que hizo que pudieran sobrevivir en los años de la postguerra a miles de familias.
Pura lana para la (bio)diversidad
Lana rústica, algodón. Medidas: 100 cm x 20 cm
Rindo homenaje al humilde murciélago, esa discreta criatura nocturna que no sólo es el único mamífero volador que se conozca, sino que nos hace un gran servicio alimentándose de mosquitos. El murciélago es aquí simbolo de la importancia de la biodiversidad para que un lugar goze de buena salud; para que sea, en efecto, un paisaje comestible para humanos y todas las especies en harmonía y equilibrio.
Los colores tomados de la bandera del orgullo de la diversidad sexual nos recuerdan la importancia de respetar las diferencias, porque aportan valor y riqueza a cualquier entorno.
La pura lana de oveja nos conecta con nuestro pasado y nuestro futuro: la pastoricia y la trashumancia son considerados elementos vitales para la recuperación de nuestros delicados ecosistemas, cuya existencia pende de un hilo demasiado fino.
La partida
Infografía
20 x 30 cm
Cardo Mariano
Mixta sobre papel
61×25 cm
He hecho un acercamiento a la isla de Tercia como paisaje comestible a través de una especie silvestre muy significativa y abundante en la isla: el cardo mariano. Lo he puesto sobre un fondo negro con nubes azuladas como metáfora de la oscuridad que se cierne actualmente sobre la naturaleza e incluso sobre la producción de alimentos naturales. Sin embargo las nubes son un símbolo de esperanza con las nuevas resistencias frente al desastre, como la que se desarrollan en la Isla.
Rodeando el dibujo aparecen descritos numerosos beneficios de esta planta, algunos de ellos alimentarios para el hombre y muchos animales (como insectos y aves) y otros medicinales o como captador de CO2, el gas que produce el calentamiento global
Trama
Mixta sobre papel
60 x135 cm
La teoría darwiniana nos explica que las diferentes especies que componen un ecosistema luchan entre sí para competir por los recursos. La especie que más rápido se adapta a su hábitat sobrevive. En la agricultura moderna ocurre algo parecido, las denominadas “malas hierbas” son competidoras de los cultivos hortícolas, ya que sustraen nutrientes y humedad de la tierra. Las nuevas teorías de una Gaia orgánica contradicen la idea de competencia y subrayan la idea de que los organismos colaboran entre sí por un beneficio común. La agricultura regenerativa se basa en esta idea de colaboración y desarrolla una técnica agraria basada en una red de colaboración orgánica donde las “las malas hierbas” tienen un papel importante: conservar la riqueza de los suelos y su humedad, y sus flores atraen a depredadores que son capaces de controlar las plagas.
Nace el girasol
Técnica mixta
70 x 90 cm
Es de imaginar esta zona pantanosa en tiempos muy pretéritos. Los alimentos, está demostrado, tanto del reino animal como vegetal.
He querido representar la fuerza nutricia de alguna de las plantas que podrían haber existido : EL GIRASOL. Su fuerza es tremenda, su color elmás brillante: el amarillo. Tronco recio, hojas carnosas, el preciado bien de sus semillas comestibles y agrupadas en estructuras geométricas circulares, en su corola. Comestible en diversas maneras, el aporte de color en el paisaje. Devolver a la tierra su capacidad de crear PAISAJES COMESTIBLES.
En nombre de todas nosotras
Proyección fotográfica
En este trabajo hago uso de los símbolos identitarios de la cultura andaluza cuya exploración he abordado desde el interior ya que mi infancia y juventud transcurrieron en la ciudad de Sevilla. He desarrollado el análisis no desde una perspectiva distanciada e intelectualizada, sino a través de una inmersión afectiva y situada.
Las raíces antropológicas de mi cultura están intrincadas en el mundo del flamenco, y lo utilizo como telón de fondo sobre el que me proyecto integrada en la sociedad en la que me he desarrollado como persona y con la que aun convivo. Mi trabajo conecta conceptos que para mí están íntimamente relacionados: las huellas de la memoria de mi educación, mis raíces y los valores que me transmitieron. Durante mi infancia y juventud éstos no incluían el cuidado el planeta ni el respeto, amor y responsabilidad hacia la Tierra. Para expresar esta realidad me sustento en significados simbólicos que he ido interiorizando: el traje de flamenca y el sombrero de ala ancha. Me reapropio de dichas prendas en un acto de rebeldía contra una educación carente de valores, que pesa como un lastre y que invisibiliza realidades tan ciertas como intangibles.
Fue ya en mi vida adulta cuando tomé verdadera conciencia de lo importante que es ser guardián del equilibrio vital. Entendí que la Tierra no es infinita, que si seguimos dañándola y agotando sus recursos, llegará un momento en que no tendremos qué comer, ni con qué vivir. A través de mis autorretratos, represento este contexto: aparezco intentando alcanzar frutas que simbolizan los alimentos y la abundancia natural que continuará desvaneciéndose si seguimos viviendo de espaldas a la naturaleza.
A través de esta obra, quiero expresar una relación sagrada de respeto y protección hacia la vida natural, y dejar una pregunta abierta: ¿cuánto más vamos a esperar para cuidar lo que nos da la vida?"
Aqualucía
Collage digital e instalación con botellas
Medidas variables
“AQUALUCIA” lanza su nueva marca de aguas supermineralizadas..
Comenzamos con el agua que da nombre a nuestra marca siendo resultado de una mezcla de varios míticos ríos andaluces seleccionados por su riqueza y peculiaridades organolépticas conseguidas de manera inigualable tras años y años de actividad extractivista minera en tierras andaluzas.
A continuación, ¿ qué decir del agua con denominación de origen de los Ríos Tintos y Odiel?, con solo observarla en su punto de recogida serán transportados con la imaginación a otro planeta, pero si además la prueban tendrán el viaje asegurado.
Directamente de Sevilla ofrecemos “AGUADALQUIVIR”, con sabores ácidos y color cobrizo, enriquecida con los mejores minerales de nuestra tierra procedentes de los vertidos de la Mina de Cobre las Cruces y que pronto se aderezarán con más procedentes de Aznalcóllar.
Y cerramos nuestra carta con “ATRIO” rica en sabores ácidos únicos que dejan sensaciones en retropaladar inimaginable, de coloración turquesa espectacular que (no se dejen engañar por las algas) aumenta con nuestros sulfatos de cobre que se adentran hasta Doñana dejando un maravilloso reguero de pececillos en cuerpo presente por todo el recorrido."
Paisaje comestible
Técnica mixta sobre papel
50 x 70 cm
Se conoce como paisaje comestible (en ocasiones comestible/sostenible) a aquellos territorios donde se promueven prácticas de cultivo que maximizan la eficacia del agua, dan prioridad al sostenimiento de la vida natural y apuestan por reducir el uso de productos químicos.
Los paisajes comestibles difieren de los paisajes tradicionales en que están diseñados para preservar e implementar los valores ecológicos y se insertan entre las actividades que pretenden sostener los recursos naturales y frenar su destrucción progresiva. El paisaje comestible comparte la idea del jardín con la de la vida silvestre y abogan por una relación hombre/naturaleza menos agresiva.
Entre las iniciativas puestas en práctica en la Isla de Tercia la de promoverla como paisaje comestible/sostenible es una de las más interesantes.
No es de extrañar que la puesta en práctica de esta manera de entender la relación del ser humano y su hábitat influya también en su estética.
En mi trabajo he querido aprovechar la libertad que ofrece la imaginación creadora para añadir al concepto de paisaje comestible, desde el lenguaje de la plástica (forma, color, ritmo, sentimiento) una consistencia sensible, remarcando su contexto afectivo y contemplarlo desde una atmósfera de ensoñación, para recordar que, como decía Vazquez Montalbán: EL PAISAJE ESTÁ PARA COMÉRSELO.
Palmitos al atardecer
Técnica mixta sobre papel
50 x 60 cm
Debiéramos de tener en la mente que todo lo que nos rodea, visible e invisible, es alimento para los seres vivos y también para el propio planeta, de ahí la idea de que cualquier paisaje es comestible. Cuidar el paisaje es cuidar lo que nos alimenta y lo que hace sostenible la vida.
Palmitos al atardecer presenta de forma evidente agua, plantas, árboles que, sin duda, mantienen a insectos, aves, anfibios, pequeños reptiles y animales y también contienen alimentos más habituales para los humanos, en este caso palmitos, que he querido destacar para que reflexionemos sobre el egoísmo que significa proteger o cuidar solo lo que muy directamente nos interesa al humano como propio alimento.
Naturaleza Vulnerable
Tríptico Digital sobre papel
45 X 30 cm
La visita que realizamos en abril de 2025 a la Isla de Tercia me dejó impresionado. Un paraje natural alrededor de Sevilla donde grupos de activistas estaban trabajando incansablemente para crear un bosque comestible y para reforestar el resto del espacio.
Está tan cerca de las garras de depredadores inmobiliarios que pensé plasmar esas dos percepciones en mi obra: advertir sobre la posibilidad de una intervención urbanística especulativa a la vez que resaltar la belleza y el potencial que tiene como espacio natural. Así surge el tríptico que presento.
Es una propuesta digital y analógica. A partir de varias fotos de ese espacio tomadas con mi cámara, he ido construyendo formas semiabtractas resaltando tonalidades de verdes-primavera y verdes-ocres verano. Una vez impresa esa propuesta sobre papel texturado, que rompe la monotonía de los colores planos del ordenador, he ido incorporando otros colores y formas con acuarelas para generar contraste y belleza cromática
Y bendito es el fruto
Dibujo a lápiz sobre papel vintage encerado
5 piezas de 42 x 29,5 cm c/u
"Y bendito es el fruto" surge de la propuesta de PAISAJE COMESTIBLE, una colectiva de Doñana en Sevilla en el Monasterio de San Jerónimo: la sala requiere obra exenta o papel.
Casualmente encuentro un olvidado papel vintage que el tiempo ha virado a sepia y aparece la necesidad de volver al origen después de tanta obra digital. Deslizar el lápiz mientras surgen las formas, fruto de la conexión mano-cabeza-corazón y descubrir que mientras dibujo ramas pienso en venas, arterias, bronquios, huesos... Y mientras dibujo frutos recuerdo lo femenino, fértil, orgánico, erótico, vital. Somos parte de un todo que irreversiblemente está conectado. Si no cuidamos, no nos cuidamos.
Tras los fuegos
Técnica mixta sobre muselina
135 x 82 cm
La isla de Tercia ha sido arrasada por muchos fuegos. Fuegos reales, recientes, que obligaron a restaurar antiguos huertos y árboles y fuegos humanos, que en su avaricia de paisaje, destrozan, llenan de escombros para hacer aparcamientos, o cierran el acceso con carreteras y coches.
Pero siempre renace la vida, y en ello se afanan laboriosamente una comunidad voluntariosa, que aprende la propia naturaleza para restaurarla y hacerla fértil. La obra está realizada con carbón, representando los cerros del Aljarafe llenos de historia, el Guadalquivir, los pequeños cerros de Isla de Tercia y, ya con color y bordados, los frutos del huerto.
Organic People
Lápices sobre papel
29 x 21 cm
Organic People trata sobre alimentación saludable que es una necesidad con la que muchos nos hemos encontrado porque, de repente, tenemos problemas de salud. Permeabilidad, intestino irritable… algo tan habitual como comer de repente es toda una odisea. Entonces empiezas a investigar sobre el tema, a retirar alimentos con gluten, con lactosa, con glucosa, con fructosa… hasta que te encuentras en un hilo de suministro y con el conocimiento suficiente para saber que los haceres de este mundo van contra el propio mundo. Y que el conocimiento milenario sobre fermentos o probiota por ejemplo… en la agricultura y gastronomía han sido relevados por pretenciosos procesos que no respetan la vida en pro de una productividad y aprovechamiento puntual y sectario.
La representación invita a través de una sugerente remolacha roja que recuerda a un corazón, a que conectemos a través de este con nuestra esencia y nos sintamos “gente orgánica” consumiendo y apoyando la producción ecológica, organica o agricultura regenerativa
Vigencia
Dibujo sobre papel de algodón
105 x 47 cm
Vigencia 2025
Se dice que Tercia se consideró desde que los romanos asentaban Sevilla.
Tercia; posición de tierra adehesada. Encontramos que en latín terciar significa dar la tercera labor a la tierra tres veces, repetir tres veces, lo que significa que el espacio es fértil desde que se nombraba. En las obras de la expo 92 fue maltratado por escombros que pacientemente las personas con amor a la tierra decidieron rehabilitar reforestando.
Cuando conocí el enclave, verde, libre y alegre, aprecié lo que las personas rehabilitadoras estaban haciendo.
Paisaje comestible donde los caracoles suben por los brotes, moreras incipientes deseadas por los gusanos de seda, abejorros, avispas libando margaritas, romero en flor, rúcula, avena silvestre. Gusanos en el compost.
Arquitectura con cañas que preservan la humedad para lo recién plantado, metros y metros que te da idea de lo grande del espacio, en forma artística
El bosque comestible creado piedra a piedra para preservar de las inclemencias de lo labrado, quizás como hicieron los romanos, hasta con aspecto de herradura.
Es por eso que pienso que la vigencia, como costumbre es lo que provoca la efectividad del terreno.
Sublevación de la Tercia
Mixta Fotografía digital sobre cartulina con hilo de algodón procedente de intervenciones posteriores. Aprox. 60 cm x 90 cm
“Sublevación de la Tercia” es una obra conjunta realizada por Riccardo Rossi y Michael Padilla para el proyecto The Orange Republick.
Se juntan fotografías de una reciente intervención en la Isla de Tercia con los 9 artículos de la Constitución de la República basadas en las palabras del botánico Stefano Mancuso además de una invitación al espectador de participar en la preservación de los elementos verdes.
La intervención documentada sirve para unir a la Isla de Tercia a nuestra lucha continua para fomentar espacios verdes y abiertos.
Days of Future past
Técnica mixta y lápiz sobre papel
21 x 14,8 cm
Days of future past es una colección de dibujos de Riccardo Rossi para el proyecto The Orange Republick.
Como una mirada sobre antiguos paisajes de España, una invasión de árboles y hierba verde se apodera de la escena donde los humanos se desvanecen como un viejo mal recuerdo.
Esta obra conceptual es una teoría visual de los conceptos de The Orange Republick dibujada con lápices sobre las ilustraciones de los tres volúmenes de Don Genaro Pérez de Villa-amil (1842 – 1850):
«España artística y monumental: vistas y descripción de los sitios y monumentos más notables de España».
Centro Cívico Monasterio de San Jerónimo
Un huerto claro donde madura el limonero
Fotografía sobre cáscara de limón
Medidas variables
Germinación
Instalación escultórico, bronce, pizarra y tierra
Herida
Estuco sobre tabla
Este díptico propone una lectura abierta pero profundamente encarnada del paisaje de Isla de Tercia: un territorio relegado, desmembrado por la ingeniería hidráulica y urbana, pero también fértil en imaginarios de cuidado y regeneración.
La primera pieza, titulada “Herida”, es un paisaje abstracto cuya superficie ha sido intervenida con incisiones que lo atraviesan, lo arañan, lo abren. Estas marcas no buscan solo representar un daño físico, sino hacer presente la violencia silenciosa con la que se ha fragmentado este entorno. Isla de Tercia, que nunca fue isla pero hoy se comporta como tal, ha sido seccionada por canales, vías férreas y límites administrativos que la separan del resto del tejido urbano. Este paisaje no se muestra como imagen decorativa, sino como cuerpo afectado, como geografía abierta en carne viva.
La segunda imagen del díptico reproduce un símbolo paleocristiano de un barco, un signo ancestral de travesía, salvación y comunidad. En diálogo con la pieza anterior, esta imagen plantea una posibilidad de desplazamiento simbólico: un modo de atravesar la herida sin negarla. El barco no es aquí un vehículo de fuga, sino de reconexión: con el monte de Santa Brígida que aún observa el territorio, con los cultivos urbanos, con las prácticas comunitarias que regeneran el suelo, con la memoria larga de una tierra habitada y transformada.
La segunda imagen del díptico reproduce un símbolo paleocristiano de un barco, un signo ancestral de travesía, salvación y comunidad. En diálogo con la pieza anterior, esta imagen plantea una posibilidad de desplazamiento simbólico: un modo de atravesar la herida sin negarla. El barco no es aquí un vehículo de fuga, sino de reconexión: con el monte de Santa Brígida que aún observa el territorio, con los cultivos urbanos, con las prácticas comunitarias que regeneran el suelo, con la memoria larga de una tierra habitada y transformada.
Este díptico encarna la paradoja central de Paisaje Comestible: un terreno dañado que, sin embargo, sigue ofreciendo alimento —material, afectivo, espiritual. La herida y la navegación no son opuestas, sino partes del mismo gesto: reconocer el dolor del paisaje para poder imaginar su cuidado futuro.
“La mesa puesta. Donde el cuidado hila cuerpos, tiempo y memoria.”
Bordado textil con piezas de loza sobre servilletas de algodón reciclado teñidas con tintes naturales e impresión botánica 70 × 70 cm (conjunto de 4 servilletas de 35 × 35 cm cada una)
Esta obra es, de algún modo, colectiva: las piezas de loza fueron halladas por personas anónimas que, como yo, buscan cuidar y reconectar con la tierra.
Es un homenaje a quienes reforestan y sanan el paisaje urbano. Habla de dar nueva vida a lo que parecía perdido, de escuchar lo que la tierra devuelve. Recojo lo que otros dejaron y lo transformo, sirviéndolo en una mesa simbólica donde memoria, esperanza y cuidado se entrelazan: memoria de lo que fuimos, esperanza de lo que podemos sanar.
Esta mesa puesta es un gesto de gratitud y reencuentro con la naturaleza.
Compost. La luz brota cuando el suelo está vivo.
Instalación escultórica. Bioplástico, látex, raíces naturales, materia orgánica y textil. Tecnología lumínica programada con Arduino.
(Largo x ancho x alto)1,50x30x10cm / 2 piezas de 40x25x10cm
Compost. La luz brota cuando el suelo está vivo es una instalación escultórica que resalta el compostaje como el medio para convertir la tierra muerta en fértil. En un espacio deshabitado y desnaturalizado durante años como es la Isla de Tercia en Sevilla, a través del proyecto de renaturalización que se está ejecutando a través de la creación de un bosque comestible y ecohuertos, el proceso de compost se convierte en un elemento fundamental para la biodiversidad y conseguir que el suelo cobre vida de nuevo.
Esta instalación se compone por dos piezas realizadas en bioplástico a partir de cáscaras de limón y naranja, canela, piel de mango y granza de café, en las que resalta su colorido natural y una estética de descomposición orgánica. Además, una especie de macro-larva conformada por raíces envuelta en una piel de látex y restos vegetales se ilumina de manera pulsante, aludiendo a lo vital y al efecto beneficioso que supone el compostaje para la tierra.
Isla de Tercia
Polvo de la cripta del monasterio de San Jerónimo,
cola y aceite de lino sobre lienzo
30 x 20 cm
En 2021 tras el montaje de mi exposición individual en "la cripta" del Monasterio de San Jerónimo recolecté polvo y arena del suelo de las históricas paredes de la sala. Los Avis del Centro y su Director, durante los meses posteriores, recolectaron para mí un poco más de cantidad. Con este subproducto he conformado esta propuesta como símil de lo que aconteció con las tierras movidas para el Expo'92. Generar con los desechos o aquello considerado prescindible aprovecha "su historia" para conferir características plásticas únicas, contenido y significado singular en una praxis que se sitúa y expande los límites de lo entendido como pintura. FLdS.
De la mesa a la tierra
Instalación. Ramas de pino, tierra y falso escombro
Medidas variables
De la mesa a la tierra es una instalación que plantea una relación entre la naturaleza y los objetos de producción humana. De este modo se parte de unos fragmentos de cerámica de la Cartuja, vertidos en Isla de Tercia durante la Expo del 92. En un juego ilusorio, unos falsos escombros de Pickman, conviven con las ramas y la tierra natural. Se genera así una relación entre dos acciones contrarias llevadas a cabo por el ser humano en el mismo lugar. Por un lado, la acción de sepultar la naturaleza bajo la producción artificial. Por otro, la acción de revivir dicho espacio gracias, también, al equipo humano que trabaja allí día a día.
El título de la obra hace referencia al dicho tradicional “de la huerta a la mesa”. En este caso, esa expresión da un vuelco y sitúa la vajilla usada en la mesa, entre montones de tierra. Como anécdota, mencionar que, durante la instalación de la pieza, dos abejas melíferas vivas (relacionadas históricamente con la dualidad vida-muerte), surgieron de entre la tierra. La cripta del Monasterio de San Jerónimo donde se sitúa la pieza, invita, por tanto, a establecer un diálogo entre la muerte natural, y la vida, que, a pesar de todo, se abre paso entre los escombros.
El árbol de la ciencia
Escultura de hierro y madera policromada en oro y jaula con objetos simbólicos
160 x 38 x 45 cm
El Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal es el Árbol Prohibido del Paraíso…
Es la historia del origen bíblico de la Humanidad:
Adán y Eva vivían libres e inocentes en la Tierra, iban desnudos, podían comer todos los frutos y estaban protegidos por Dios. La única condición que él les puso fue “No comáis del fruto de árbol de la ciencia del Bien y del Mal”, que se supone que era un manzano.
Pero Eva, fue tentada por la serpiente ( el Diablo ) que estaba enroscada en el árbol , desobedeció, mordió la manzana y la ofreció a Adán. Entonces se taparon el sexo con vergüenza de su desnudez y culpa por su pecado original. Y El Ángel del Señor los expulsó con su espada de fuego del Paraíso.